Magnífico artículo de este blog: http://proyectoayanz.blogspot.com.es/
INVENTORES ESPAÑOLES
Narciso Monturiol |
Cosme García |
Isaac Peral |
Dedicamos este espacio a los
inventores españoles de equipos subacuáticos y a algunos inventores extranjeros
que desarrollaron su trabajo en España. Con la excepción de Isaac Peral, la mayoría
son, desgraciadamente, muy poco conocidos, cosa habitual en un país poco
interesado en el desarrollo de la ciencia y la técnica. Con estas páginas
esperamos contribuir a la difusión del conocimiento y la tecnología
desarrollados en España.
Existe muy poca bibliografía al
respecto. Hay que destacar el libro de Juan
Ivars Perelló y Tomás Rodríguez Cuevas “Historia del buceo, su desarrollo en
España” y el trabajo de Nicolás García
Tapia sobre la historia de la tecnología
en España como unas de las pocas personas que se han interesado por estudiar
este tema. A estos habría que añadir algunos trabajos monográficos sobre
algunos personajes como Isaac Peral, Narcis Monturiol o Cosme García.
El poco interés por el estudio y
difusión de estos temas y el secretismo de muchos inventores en torno a sus creaciones, temerosos de que copiaran sus ideas, hace que la información que tenemos sobre los ingenios desarrollados en España sea muy limitada.
A continuación realizaremos un
pequeño repaso de todos los inventores que hemos
encontrado en nuestra investigación. La relación es incompleta ya que todavía
falta mucho trabajo por hacer. Esperemos que, con la
colaboración de todos, sigamos ampliando esta lista y podamos dar a
conocer la aportación española al
desarrollo de equipos subacuáticos, que es mucho
más importante de lo que piensa la mayoría de la gente.
El interés por crear ingenios que
nos ayuden a permanecer más tiempo
debajo del agua no es algo nuevo. Ya los buzos asirios, en el siglo VIII
a.C., utilizaban, en el asalto a fortalezas enemigas, odres llenos aire para
respirar. Alejandro Magno utilizó una campana de buceo en el siglo IV a.C. en
el sitio de Tiro. En España, la primera noticia que se tiene del empleo de
buceadores data del 125 a.C. Según
relata el escritor Polibio, en la toma de Cartago Nova, se utilizaron
combatientes especialmente entrenados en la natación y el buceo.
Durante los siglos XVI y XVII España era una potencia
mundial con un importante comercio marítimo con América. Con frecuencia, se
producían naufragios de barcos cargados con valiosas mercancías, lo que
obligaba a desarrollar bajo las aguas, un gran trabajo de rescate, de oro y plata principalmente, así como de cañones
u otros objetos de alto valor. Es por ello que en estos siglos se produce un
importante trabajo para desarrollar máquinas que permitiesen esta actividad.
También atrae a un importante número de inventores extranjeros que vienen a
presentar sus proyectos a nuestro país.
El siglo XIX es el de los
submarinos. Inventores como Cosme
García, Narciso Monturiol o Isaac Peral desarrollan con éxito diferentes
modelos de submarinos, aunque no encuentran
el apoyo necesario para continuar con sus trabajos. El último apartado se lo
dedicaremos a ellos.
RELACIÓN DE INVENTORES
Demostración de una
campana de buceo en el río Tajo. 1538
Dos griegos
asombraron a Carlos V y a unas diez mil personas que asistieron a la
demostración en el río Tajo. Las dos
personas que realizaron esta proeza
fueron probablemente Nicolás de Rodas y Constantino el griego. Se
introdujeron con una vela encendida en una campana de buceo y se sumergieron
durante unos minutos en el río. Cuando izaron la campana seguían vivos y con la vela
encendida, lo que causo gran admiración entre los presentes.
Blasco de Garay. 1539
Uno de los personajes ilustres de
la inventiva española. Fue capitán de la Armada española y estudioso de las ciencias.
Desarrolló numerosos proyectos, entre ellos un barco movido por ruedas con
propulsión humana. En 1539 eleva a Carlos V un memorial en el que manifiesta disponer de un importante número de
inventos para la Armada. Citaremos los que dedica a los equipos de buceo.
-
Daré arte
con que cualquier hombre pueda estar debajo del agua el tiempo que quisiera tan
descansadamente como encima.
-
Instrumento
fácil con que se puede tener una candela ardiendo debajo del agua como encima.
Desgraciadamente nunca se le prestó demasiada atención y como tantos
otros, acabó arruinado.
Nicolás de Rodas.
1539
Este griego afincado en Sevilla
obtiene en 1539 un privilegio para
utilizar de manera exclusiva un ingenio de buceo que había desarrollado en el
río de esta ciudad. Para algunos autores Nicolás de Rodas fue uno de los
griegos que un año antes había asombrado a Carlos V con su demostración de una
campana de buceo en el río Tajo
.
.
Antonio de Luna. 1567
Se le concede una cédula de
privilegio para usar un ingenio de su invención por un periodo de 8 años.
Luis de Cabrero,
Diego de Lira y Antonio de Luna. 1568
Se les concede una cédula de
privilegio para usar un ingenio en las Indias. No sabemos si habían introducido alguna
modificación respecto al ingenio presentado el año anterior por Antonio de Luna
o simplemente es una ampliación de la concesión administrativa para utilizarlo
en América.
Pedro Juan de
Lastanosa. Hacia 1570
Encargado de revisar las máquinas
presentadas a Felipe II, es el autor de
los 21 libros de los ingenios y máquinas, uno de cuyos apartados dedica a unas invenciones para poder estar debajo
del agua.
En su discurso desprecia el
invento de Vegacio, que consiste en un
traje impermeable con una manga que llega al exterior para poder respirar.
Propone como más eficaces los suyos, con los que se puede permanecer hasta un
día debajo del agua. Sin renovación de aire, esta afirmación resulta poco
creíble.
El primero de los ingenios es una
esfera de cristal, de unos 60 cm de
diámetro, donde el buzo introduce la cabeza en una bola que está dentro de un
armazón, permaneciendo de pie. En su
parte inferior lleva un lastre de plomo y unos corchos que permiten flotar
al ingenio. Para hundirlo lleva una bola
de plomo unido a cuerda, sujeta por un tornillo. Esa pesada bola le da
flotabilidad negativa y hunde la máquina. Cuando quiere subir, suelta el
tornillo y se desenrolla la cuerda unida
a la bola de plomo, con lo que asciende a la superficie. Es necesario controlar
bien la flotabilidad. Según Lastanosa,
permitía estar hasta un día debajo del agua, algo imposible. La bola puede ser
de arambre (aleación parecida a la hojalata) con unos cristales a la altura de
los ojos.
Esfera de cristal. Biblioteca Nacional |
El segundo ingenio consiste en un tonel bien impermeabilizado
lastrado por una plancha de plomo colocada en su parte inferior. En la plancha
existiría un agujero que permitiera entrar a un hombre. Dentro del tonel lleva un asiento para el ocupante. Lleva una bola de plomo como el primer
ingenio, y para darle flotabilidad puede llevar corchos o calabazas huecas. El
mecanismo para controlar la flotabilidad es el mismo que en la primera máquina.
Para poder ver se practican unos
agujeros cuadrados en los que se colocan vidrios.
Tonel. Biblioteca Nacional |
El tercer ingenio consiste en
gran bola de arambre provisto de unas vidrieras, donde se introduce el
submarinista. Esta gran bola estará dentro de una estructura de madera. El
sistema de lastre es igual que los anteriores,
pero los corchos se pueden sustituir por odres hinchados y bien
impermeabilizados.
Bola de arambre. Biblioteca nacional
Francisco de soler.
1573
Se le concede cédula de
privilegio para poder utilizar un ingenio de su invención en la extracción de tesoros bajo del agua.
Cristóbal Maldonado. 1577
Es el primer inventor del que
tenemos noticias que introduce la renovación de aire en su ingenio. Desarrolla
una especie de campana o escafandra en la que el buzo puede utilizar las manos.
Dispone de al menos dos tubos que salen hasta la superficie, uno para
introducir aire fresco y el otro para que salga el aire viciado. El equipo
podía estar totalmente cerrado o abierto.
En el texto no deja claro si se utiliza algún sistema de bombeo de aire como un
fuelle. El invento de Maldonado tiene similitud con el inventado por Pedro
Ferrer en 1792.
José Bono. 1582
De origen siciliano, José
Bono presenta, ante Felipe II, un invento que consiste en una campana de
buceo con la promete poder sacar toda clase de objetos de debajo del agua.
Realiza una primera prueba en el río Tajo en Portugal, pero resulta un fracaso
ya que era de madera y tenía muchas fugas de aire. Construye una segunda
campana en bronce, con la que realiza una prueba exitosa al extraer varias anclas
que llevaban tiempo sumergidas. En 1582 se le concede una cédula de privilegio por 10 años para extraer todo tipo de objetos
tanto de ríos como del mar.
Campana de buceo de José Bono. Archivo General de Indias |
Hernán Ruiz de las
Rozas. 1589
Propone un ingenio para que los
buzos estén en el agua todo el tiempo que quieran. Como es pobre, pide dinero
para poder acabar su ingenio poniendo su cabeza como garantía de la efectividad
de la máquina. Su idea, no sabemos si por suerte o por desgracia, no es tenida
en cuenta.
Beneditto Pelletiero. 1589-1590
Natural del Saboya, ofrece a
Felipe II una serie de inventos, entre ellos uno para que uno o varios hombres
armados puedan estar bajo un río un día entero, o dos, sin mojarse o peligrar.
Desconocemos en que consistía este ingenio.
Jerónimo de Ayanz. 1603
El mayor genio de la invención
española. En 1603 y 1605 , posteriormente, en 1606 obtiene unas cédulas de privilegio
por unos ingenios. Hemos dedicado un amplio resumen en nuestra página www.proyectoayanz.es
Equipo de respirar. Archivo General de Simancas |
López de Ufano. 1613
Capitán de artillería, inventó un
rudimentario equipo de buceo parecido al de Vegacio. Consistía en un traje de
piel de cabra con un capuchón en forma
de manga que llegaba hasta la superficie,
donde estaba unida a un flotador. A través de la manga podía respirar. Llevaba
unos contrapesos en los pies y unas lentes de cuerno bien delgadas y pulidas.
Francisco Núñez
Melián. 1626
En 1622 se hundieron en la
península de la Florida dos galeones con un importante cargamento de oro y
plata. Tras infructuosos intentos de rescate, Francisco Núñez Melián dice tener
un invento secreto con el que puede sacar del fondo de las aguas tesoros con
gran facilidad. Este ingenio consistía en una campana de bronce de unos 300 kg,
fundida en la Habana, provista de un asiento y una ventana para proporcionar
iluminación. Con ayuda de este invento se pudo rescatar una parte importante
del cargamento.
Pedro de Ledesma.
1623
Pedro de Ledesma fue secretario
del consejo de Indias y conocedor de los muchos ingenios que se presentaban
ante este organismo para poder ser utilizados en América. Escribió un libro
titulado “Pesca de perlas y búsqueda de galeones” que se encuentra en el museo Naval . En
el libro propone inventos para recuperar
los barcos hundidos mediante varios modelos de grúas y un equipo de buceo
parecido al de López de Ufano. El traje sería de baqueta bien curada y cosida.
Estaría perfectamente cerrado por debajo de las rodillas mediante una correa
con una esponja para evitar heridas, y en los brazos por encima de los codos. Tendría
unos cristales para poder ver. Para respirar, dispondría de una manga
de baqueta que iría desde la boca hasta
la superficie, donde la sujetaría un ayudante desde la barca auxiliar. Según su
autor servía para descender hasta unos 40 metros y poder permanecer tres o
cuatro horas. En mi opinión es poco
creíble que se pueda permanecer a esa profundidad sin un sistema de bombeo de
aire.
Simón Estacio
Silveira. 1626
Este Portugués afincado en Madrid
firmó con el rey de España, un contrato concediéndole
licencia para que, por medio de instrumentos inventados por él (campana de
buceo, cabestrantes, molinetes y otra máquinas), se pudiera extraer toda la
artillería, oro plata, cobre y otros objetos en todos los puertos, mares y ríos
de España, pudiéndose quedar con el 50 %, salvo la artillería. No se sabe el
éxito que obtuvo con sus ingenios.
Andréu Ximénez. 1654 (campana de Cadaqués o española)
El 22 de marzo de 1654 dos
galeones, uno holandés y otro genovés, provenientes de Cádiz , naufragan en
aguas catalanas, cerca de la población de Cadaqués. Transportan un valioso
cargamento de monedas, lingotes de plata, vajillas y piedras preciosas. En un
primer momento y tras el relato de un superviviente, las gentes de las
poblaciones cercanas se lanzan en busca de la preciada mercancía. José de
Austria como Virrey de Cataluña decide declararlo de propiedad pública y pasa a
ser la administración la responsable del rescate. Para ello se encarga al mecánico Andéu Ximénez que diseñe una campana para realizar los
trabajos de recuperación del cargamento. Construye una máquina que está formada
por dos barcazas con una estructura entre ambas que sujeta una campana de
madera de cuatro metros de alta y tres de ancha, reforzada con unos arcos de
hierro y unos lastres del mismo metal.
Disponía de un banco de madera en su interior. Se utilizaron dos esclavos,
expertos buceadores, para estos trabajos cuyo salario consistía en la mordida:
al final de la jornada se podía quedar con todas las monedas que le cupiesen en
la boca.
Campana de Cadaqués
José de Acebedo. 1684
Envía un escrito al rey de
España, para ofrecerle una campana de buceo en la que puede permanecer más de una hora debajo del agua.
Valentín Noval. 1686. Campana
de Santander
Este santanderino desarrolló un
ingenio al que denominó “machina subaquea móvil”. Se trata de una campana de
madera con duelas de hierro y forrada de cuero para impermeabilizarla. Tenía
capacidad para dos personas que estaban en una plataforma interior. La
principal novedad era que disponía de un sistema para desplazamiento
horizontal, mediante una gran hélice de
cuatro palas de 3,5 metros de diámetro. Se movían mediante una manivela situada en el interior de la
campana que era accionada por uno de sus ocupantes. En la única prueba que se
realizó, debido al desequilibrio que presentaba el ingenio, volcó al ser izado,
con el consiguiente susto para su inventor que abandonó el proyecto.
Antonio Verde.
1696
Ese año se hundió en Sanlúcar de
Barrameda un galeón llamado “la viuda”. Se sabe que el asentista de buceo Antonio Verde
había intentado buscar el cargamento ayudado de una campana de buceo inventada
por él, sin éxito.
Alejandro Durant. 1720
En 1720 Alejandro Durant, marqués de Mozabrat,
inventa un equipo para bucear al que denomina”
Máquina Hydroándrica o vestidura para estar un hombre dentro del agua”. Este equipo está formado por un traje
impermeable que cubre todo el cuerpo. Dispone de una abertura a la altura de la
boca para poder respirar cuando está fuera del agua que se tapa cuando se sumerge. Tiene tubos o
cañones flexibles para respirar, fuelles con los que impulsar el aire por uno de los cañones, anteojos de vidrio para la vista del buzo y por último
un bordón (especie de lanza) con dos
puntas de hierro. El traje tendría una armadura interior de hierro.
El buzo está metido dentro del traje hermético. Para poder
respirar tiene una tubería de alimentación que entra por un lado de la cara. El
aire exhalado sale por otra tubería colocada en el lado
opuesto de la cara, con lo que se genera una corriente de aire, respirando
siempre aire fresco. El sistema de bombeo de aire es mediante fuelles.
Este equipo permite sumergirse a
20 metros o más. Para hundirse tiene unas bolsas rellenas de plomo, pendientes
de un cinchón que lleva en la cintura y que se puede soltar con facilidad.
Máquina Hidroándrica. Archivo General
de Indias
Manuel Guispert. 1773
En el archivo de Indias se
encuentra un plano del invento de Manuel Guispert. Se trata de un tubo de latón
para respirar. La parte superior, en forma de embudo, está sobre el agua sujeta
por un corcho. La tubería, al llegar al fondo, tiene un codo unido a un pequeño
tramo que sube hasta una embocadura por la que respirar. En el codo hay una
pequeña tubería que une los dos tramos para que, si entra agua en el equipo y
se inunda el fondo de la tubería, se pueda seguir respirando.
Tubo de Manuel Gispert. Archivo General de Indias |
Pedro Amable Burlet
y Francisco Regis Ferrer. 1791
Estos franceses ofrecen al rey un
ingenio para poder estar varias personas trabajando debajo del agua
mediante unos equipos provistos de un
sistema de renovación de aire. Se realiza una prueba en Cartagena, resulta un fracaso
y el equipo es rechazado. Burlet
introduce algunas mejoras y realiza otra
prueba con éxito en Alicante en agosto
de ese año. A pesar de ello el invento
ya no despierta interés.
Pedro Ferrer. 1792
Construye una máquina a la que
llamó “El Conquistador de los Mares”. Se trataba de una esfera de cobre abierta
en su base donde se introducía el buzo hasta la cintura, quedando perfectamente
ajustado por una especie de faldón de
cuero. Los brazos pasaban por sendos agujeros que se ajustaban a medio brazo
con mangas de cuero. A la altura de los ojos
poseía una vidriera que permitía ver el exterior. De la parte superior
partía una tubería hasta la superficie, que posiblemente mediante algún sistema
de bombeo permitía respirar a la persona que ocupaba la máquina. Los objetos
recuperados con el ingenio eran colocados en un cesto e izados a la superficie
por el equipo de apoyo.
Cada vez que recuperaba una buena
cantidad de objetos tenía la costumbre de pronunciar la siguiente frase “Lo hemos conseguido con
la ayuda de la Virgen de los Desamparados y el diablo que allí lo colocó. Esto
produjo la ira de la Inquisición que lo condenó a muerte, algo absurdo.
La máquina fue utilizada por otra
persona que falleció al realizar la inmersión en una zona con mucha más
profundidad de la permitida para este equipo.
Manuel Sánchez de la Campa. 1799
En 1799 obtiene una cédula de
privilegio de una campana de buceo que había inventado. Consigue la cédula tras pleitear con Pedro Ángel de Albizu,
quien había obtenido en 1793 un privilegio por la misma máquina en ausencia
de Sánchez de la Campa. La campana está construida con duelas de madera unidas con zunchos de
hierro. Esta campana es para un solo buzo, que puede permanecer unos quince minutos en el fondo, transcurrido
los cuales tiene que subir y permanecer
unos treinta en la superficie. La campana está lastrada con un zuncho de
plomo de unos 825 kg en su boca, lo que la hace poco manejable. Se apoya sobre
cuatro patas y dispone de un cordel como
medio de comunicación con el exterior.
Campana
de Manuel Sanchez. Oficina Española de Patentes y Marcas
Pedro Pablo Padret. 1801
En 1796 presentó una memoria
sobre una máquina que había inventado para registrar el fondo del mar sin
limitaciones de horas. El equipo consistía en un traje de piel de cabra u otro género que sea menos penetrante. El
vestido se une a la altura del cuello a unas mangueras del mismo género. Cada
dos palmos, la manguera lleva aros de hierro
hasta la salir del agua, formando
una especie de cono truncado que se parece a un embudo. Disponía de unos
cristales a la altura de los ojos y unos lastres en los tobillos. En 1801
solicita al capitán general de Cartagena realizar una prueba para demostrar la
bondad del equipo. La prueba resulta un fracaso y se insta a que siga mejorando
el equipo.
Gregorio Domínguez y
Olmedo. 1828
El 27 de febrero de 1828 obtiene una patente por
una campana de buceo basada en la de Manuel de la Campa a la que introduce
notables mejoras.
Fabrica una campana
de cobre de mayores dimensiones que la de Manuel de la Campa. Es de forma
ovalada, reforzada con cuatro tiras de hierro sobre las que van montadalas argollas donde se sujeta la campana. Esta
campana es para dos personas. En el interior hay
unos bancos para sentarse, así como herramientas necesarias para trabajar. En
la parte superior, como medio de iluminación,
lleva 4cuatro cristales redondos de unos
15 cm de diámetro y un centímetro de grosor. En la base lleva un zuncho de
plomo como lastre. Una de las novedades más importantes es que dispone de
alimentación de aire mediante una bomba de pistones que, mediante una manguera
de cuero, introduce aire por un tubo de
unos 4,5 cm de diámetro. Está conectada
en su interior a una tubería de cobre que introduce el aire por la parte
superior de la campana.
Para poder mover la campana y los
objetos que sacan del fondo, monta lo que él llama “máquina de fuerza”, que
dispone de un juego de engranajes y
puede mover unos 4.600 kg.
Para comunicarse con los
ocupantes del ingenio, lleva este, en su interior, una pequeña campana que, mediante un código de signos, permite
transmitir la información.
La forma de trabajar con esta
campana es situarla sobre el objeto a rescatar, después bajarla hasta el fondo.
Una vez en fondo, los ocupantes de la campana trabajarían desde el interior de
la misma sin salir de ella.
Campana de
Domínguez. Oficina Española de Patentes y Marcas
Paul Louis Jacques Corberon. 1865
Este inventor, probablemente de origen francés y afincado en Barcelona,
patenta el 19 de julio de 1865 un equipo autónomo de buceo. Medía 1.90 cm. y pesaba unos 140 kg. Se podrían
fabricar distintos modelos según la envergadura del buceador.
El equipo consiste en una armadura de cobre de 2 mm que cubre la cabeza
y el cuerpo. Dispone de una vidriera
para poder ver. Los brazos y las mangas están fabricados en tela y caucho para
que sean impermeables. Se unen al armazón mediante aros de hierro y tornillos.
En el armazón tiene un depósito que rodea al cuerpo a 6 atmósferas de
presión y con una capacidad de 40.000 cm3, lleno de un gas al que
denomina “materia vital”. Es una mezcla de oxígeno y nitrógeno al 50%
aproximadamente (nitrox 50). Esta mezcla le permite utilizar un depósito más
pequeño que suele ser de forma cilíndrica. En el interior de la armadura lleva
un recipiente, cerca de la boca, con el reactivo químico para absorber CO2
y CO que consiste en cal apagada,
sal de Glauber e hidroclorato de potasio. Lleva repartidos varios lastres de
plomo para hundir el ingenio. El calzado es de cuero con clavos para no
resbalar y, en la parte superior, se coloca una anilla de hierro para atar una
maroma con la que subir y bajar al buzo.
El funcionamiento del equipo es el siguiente:
El buzo puede descender al fondo soltando la
maroma o subido en una silla metálica que se maneja desde la superficie. Mediante una llave puede ir introduciendo la
mezcla de gases en el interior de la armadura. El tubo tiene un pito que le
indica cuando se ha vaciado el depósito y tiene que emerger. La forma de
comunicación con el exterior es mediante un cordel que une al buzo con el
exterior.
Resulta interesante el uso de mezclas de gases y reactivos químicos para
absorber los óxidos de carbono. Uno de
los fallos que comete es que hace un cálculo del consumo de gas muy por debajo
del real, con lo que calcula una autonomía muy superior a la que tendría en realidad.
Equipo
de Corberon. Oficina Española de Patentes y Marcas
Pablo
Rondón Soriano. 1933
Buzo mayor de
la armada española, diseña en 1933 un equipo autónomo de mezcla de gases
llamado “España”, para dotaciones de submarinos y trabajos de equipos ligeros.
Estaba
compuesto de un chaleco estanco con tubo traqueal y boquilla, un depósito que
contiene el absorbente de CO2 y dos botellas de acero cargadas a 150
Kg/ cm2 (una con aire y otra con oxígeno puro), una máscara y unas
sandalias de madera con suela de plomo para tener estabilidad. Mediante unas
válvulas el buzo controlaba la mezcla de gases según las características de la
inmersión.
Eduard Admetlla Lázaro. 1953
Unas de las
leyendas del buceo en España. En 1957 consiguió el record mundial de
profundidad con un equipo autónomo situándolo en 100 m. En 1953 patentó un
regulador de su invención que se
caracteriza por la existencia de una válvula situada en el interior de la
boquilla terminal del tubo de conducción. Otra de las características es que las burbujas salían por detrás de la cabeza del buceador, con lo que
no se produce molestias en la visión.
Regulador de
Eduard atmetlla
Pedro Sendros Pagés. 1984
Patenta un
traje de buceo de volumen constante. Se trata de un traje seco provisto de
casco y con un sistema de comunicación por radio.
INVENTORES
DE SUBMARINOS
La idea de
construir submarinos es algo antiguo, ya Leonardo Da Vinci ideó uno. La primera patente pertenece a Jerónimo de Ayanz, que obtuvo una
cédula de privilegio en 1603 para sus barcas submarinas. De ellas ya hemos
hablado con profundidad en el apartado dedicado a las máquinas
subacuáticas inventadas por este
personaje (www.proyectoayanz.es).
En el siglo XIX surge un gran interés por parte de algunos inventores
españoles por estas máquinas. Los diseños de nuestros inventores se
sitúan en la
vanguardia tecnológica de los submarinos
de la época, destacando los nombres de Cosme García, Narciso Monturiol e Isaac
Peral.
Cervó.
1831
Aunque la información no está
totalmente clara, parece que en 1831 un
inventor de apellido Cervó probó, en aguas del puerto de Barcelona, un ingenio
submarino que consistía en una esfera de madera de 1.60 metros de diámetro,
provista de un portillo acristalado para observar el fondo. En la primera
prueba se produjo un fatal accidente en el que falleció el inventor. El accidente ocurrió, posiblemente, al lastrar
excesivamente el ingenio, yéndose este al fondo y rompiéndose por la presión
del agua, que aplastó el ingenio con su inventor. Existe alguna información
contradictoria pues según algún autor, el accidente se produjo en 1827 y Cervó era
un magistrado francés.
Cosme García Sáez. 1858
Apodado el “Pinche”, este inquieto inventor, que había patentado ya una
máquina para timbrar en tinta, diseña en
1858, diseña un prototipo de submarino que le construye la empresa “La Maquinista
Terrestre y Marítima” de Barcelona. Este
primer prototipo, con forma de tonel y construido en hierro, tenía 3 metros de eslora, 1,5 de manga y 1,6 de alto. Constaba
de compuertas de entrada y escotillas en proa y popa. Tenía cuatro depósitos,
dos a cada lado que servían de lastre y bombas de achique para eliminar el agua
y poder subir.
Animado por los resultados diseña
un segundo modelo al que llamó “aparato buzo “, que patentó en julio de 1859 y
en noviembre de ese año en Francia. Este segundo prototipo es fabricado también
por “La Maquinista” en Barcelona. Está realizado en hierro, tenía 5,75 m. de eslora, 1,75 m. de
manga y 2,25 m. de alto. En los costados dispone de dos timones para girar,
escotillas para poder ver, tanques de lastrado y un gran peso como lastre de
seguridad. En caso de problemas, se
desenrollaba de la cadena a la que está unida el lastre (este sistema es igual
que el desarrollado por Jerónimo de Ayanz). Disponía de unos orificios para colocar
unas pinzas con los que coger cosas del exterior, y un pequeño cañón de
retrocarga. Dos de los avances de este modelo son: el diseño de una torreta y
dos timones en la proa para facilitar la inmersión. La propulsión era mediante
una hélice accionada manualmente.
Junto con uno de sus hijos realiza
las pruebas oficiales en el puerto de
Alicante el 4 de agosto de 1860. Hace una inmersión de unos 45 minutos y las
pruebas de maniobrabilidad son satisfactorias, obteniendo un informe favorable.
Tras este éxito decide construir una maqueta en cobre del modelo
presentándosela a la reina Isabel II que
le comunica que el gobierno no puede costear el proyecto. Decide presentarlo en
Francia a Napoleón II, pero tampoco cuaja el proyecto. El submarino, que
permanecía en el puerto de Alicante, fue hundido por uno de sus hijos cuando
las autoridades portuarias le pidieron que lo retiraran porque estorbaba. Como
la mayoría de los inventores acabó olvidado y arruinado.
Planos del
submarino que patentó en Francia en 1859
Narciso Monturiol y Estarriol. 1859
La idea de la construcción del submarino le vino tras observar las
penurias de los buceadores dedicados a la pesca de coral en Cadaqués. En 1857 crea una empresa con el objeto de
recaudar fondos para construir el “barco-pez” que se convertiría en el Ictíneo
I. Se construyó en los talleres Vulcano
de Barcelona, el director técnico era José Missé. El Ictíneo I fue botado el 28
de junio de 1859 y realizó las primeras pruebas el 23 de septiembre de ese año.
Tenía un doble casco de madera de 7 metros de eslora y 2,5 de manga. Construido
para descender a 40 metros, tenía un tanque de lastrado en el que el agua era
expulsado con aire comprimido. La propulsión era humana, desarrollando una velocidad
inferior a los 2 km/h. La idea de Monturiol era dedicarlo a la investigación
marina, al rescate de objetos y a la pesca de coral. Para ello disponía de
equipos en la parte exterior y lámparas oxhídricas para iluminar el fondo.
Realizó cincuenta y cuatro inmersiones,
incluida una en Alicante, llegando a permanecer tres horas debajo del
agua gracias a los sistemas de purificación de aire y el uso de oxígeno puro. No
recibió el apoyo oficial que él esperaba, pero aun así decidió fabricar un
segundo modelo para lo que recurre a una suscripción popular, con la obtiene
los fondos necesarios para desarrollar
el Ictíneo II.
Este presenta notable
mejoras respecto al primer modelo. Dispone de un doble casco de madera, 17
metros de eslora y 3 de manga. La dotación de este segundo submarino es de 20
hombres. Al igual que el primer modelo, tenía un tanque de lastrado y un
cilindro de plomo que se desplazaba a lo largo del eje de la nave para regular
la estabilidad. La propulsión también era manual pero, a pesar de utilizar más
hombres, no conseguía pasar de 1 nudo de velocidad. Para solucionar este
problema, se incorpora una máquina de vapor de 6 caballos de vapor en
superficie. Para la propulsión en inmersión, emplea una máquina química que
utilizaba peróxido de manganeso, zinc y
clorato potásico. En la reacción
química, aparte de calor producía oxígeno que se utilizaba para respirar. En
este modelo incorporó un cañón para su uso militar. El Ictíneo II fue botado el
2 de octubre de 1864 y hasta 1867 se
estuvieron haciendo pruebas. En 1868, sin el apoyo oficial esperado, la
sociedad La Navegación Submarina que financiaba el proyecto quebró y el
submarino fue enviado al desguace para pagar las deudas.
Replica del Ictíneo
I
Replica del Ictíneo
II
Julián Bosque y
Aniento. 1885
Presenta, el 13 de octubre de
1885, un prototipo de submarino para ser patentado (archivo histórico de la
Oficina Española de Patentes y Marca).
Según el inventor, soluciona los
tres principales problemas de la navegación submarina:
1º
Movimiento y dirección. Este submarino se impulsa mediante una hélice
movida por un motor eléctrico o manualmente. No da más información.
2º
Suministro de aire respirable. La solución a este problema es utilizar un
tanque de aire comprimo a 25 ó 30 atmósferas. El tamaño de los tanques será en
función de la necesidad de aire de la tripulación y el tiempo de inmersión.
3º Hundir o
ascender el submarino a voluntad. Para
solucionar este problema propone que con igual peso de la nave, si se varía su
volumen, podemos variar la flotabilidad de ingenio. Este es su planteamiento
teórico, pero creo que comete un error, ya que la solución que él aporta en
realidad consiste en variar el peso de la nave. La variación de
flotabilidad se obtiene mediante dos
tanques de lastrado que se pueden llenar o vaciar utilizando un pistón
accionado por un tornillo.
El submarino tiene una forma
cilíndrica, con la proa en forma ojival y la popa en forma esférica. Tanto en
la proa como en la popa, así como en el cuerpo de la nave, dispone de unas
cristaleras para poder observar el exterior. En la proa lleva un compartimiento
que se puede abrir al exterior para que un buzo provisto de una escafandra con aire
comprimido pueda salir al exterior y volver a la nave.
Nos dice que el tamaño y la
forma del submarino dependen del uso que
se le den. En el plano que presenta tiene unos 23 metros de eslora y unos 3.5 metros
de diámetro. La nave tiene un monocasco de hierro, aunque pueden utilizarse otros
materiales. Estaría equipado con
instrumental para la navegación como: brújula, manómetros, termómetros,
sextante, un equipo para medir la calidad del aire, etc.
No tenemos constancia de que
llegara a construirse este submarino.
Isaac Peral y Caballero. 1890
Sin duda el más conocido de
nuestros inventores. Desarrolló una nave que marcó un hito histórico en la
navegación submarina. Todo el proyecto
se iría al traste, no por problemas técnicos, sino por el enfrentamiento con la
junta técnica que quería tomar el mando de los trabajos, y unos mandos
militares que no supieron valorar el trabajo de Isaac Peral.
En 1885 el teniente de navío
Isaac Peral presenta su proyecto a sus superiores. En octubre de ese año, el
ministro de Marina Manuel de las Islas aprueba la realización de los estudios
del prototipo.
El 20 de abril de 1887 el
gobierno autorizó la construcción del submarino en el arsenal de la Carraca. La
botadura se produjo el 8 de septiembre de 1888.
El submarino era un monocasco de
22 m de eslora, 2.87 de manga, 77
toneladas de desplazamiento en superficie y 85 en inmersión. Estaba propulsado
por dos motores eléctricos de 30 CV alimentados
por 613 baterías que impulsaban dos hélices. La velocidad máxima en el proyecto
era de unos 11 nudos y la autonomía de
casi 400 millas a 3 nudos. Tenía dos tanques de lastre que sumergían el navío hasta la torreta. Para
sumergirse totalmente utilizaba dos hélices horizontales situadas a popa y
proa, accionadas por unos motores eléctricos manejados por un aparato que
controlaba la profundidad y la horizontalidad. La regeneración del aire se realizaba mediante un sistema de recirculación que,
mediante unos filtros de sosa hidratada, eliminaba el CO2 producido
por la respiración de los tripulantes. Para la navegación tenía en la torreta
una aguja imantada, y un tubo provisto
de prisma y cristales que proyectaba la imagen del exterior en el interior de
la nave.
El 22 de mayo de 1890 se inician las
pruebas oficiales. La primera consiste en
navegar durante una hora, a
rumbo fijo y 7 metros de profundidad,
que culmina con éxito. La segunda consiste en la simulación de un ataque diurno
contra el crucero Cristóbal Colón, siendo descubierto a 1.200 m. La tercera fue
una simulación de un ataque nocturno que resultó un éxito, ya que no fue
detectado hasta que se encontraba a 150 metros. En la prueba de velocidad
consiguió alcanzar 7,7 nudos durante unos 20 minutos. La prueba de autonomía no
llegó a realizarse. El Consejo superior de la Armada, basado en un informe nada
objetivo, dictamina que el submarino no cumple las expectativas prometidas por
Isaac Peral y lo rechaza. Proponen la
construcción de un nuevo submarino que debía ser aprobado e inspeccionado por
una junta técnica de la Armada, condiciones que no fueron aceptadas por Peral.
En 1891 abandona la Armada y su
submarino es arrinconado en el arsenal de la Carraca. Murió en 1895 en Berlín.
Submarino de
Peral en un parque de Cartagena
Raimundo Lorenzo
D’Equevilley y Montjustin. 1903
Controvertido personaje de padre
nacionalizado español. Nace en Viena y realiza estudios de ingeniero naval en
Francia. Trabaja en varias empresas, siendo expulsado de una de ellas bajo
sospecha de realizar espionaje
industrial para los alemanes. Recaba en
Tolon donde trabaja con Laubeuf. Colabora
en el proyecto del submarino naval de este y también
conoce el trabajo de Goubert. En
1902 ofrece al gobierno francés un
proyecto de submarino basado en los desarrollos de Goubert, siendo
rechazado al parecer por que se pensó
que había copiado los diseños. En esa época desaparecen planos de submarinos y
D’Esquivilley es señalado como posible sospechoso de haberlos robado, aunque no
logra probarse.
Tras la negativa francesa se lleva
su proyecto a Alemania donde la firma alemana Krupp acepta su proyecto. En
febrero de 1903 se inicia la construcción del Forelle (trucha), un submarino de
13 de metros de eslora, propulsado por un motor eléctrico de 65 CV con
velocidades fijas para lo que necesitan una hélice de paso variable. Disponía
de periscopio Zeiss, de dos hidroplanos
en proa y, en la popa, contaba un plano estabilizador en el timón. En sus dos
bandas alojaba dos tubos lanzatorpedos de 45 cm. Era
gobernado desde una plataforma bajo la escotilla, en el centro de la
embarcación. Se bota el 18 de junio de 1903. En 1904 es comprado por la marina
rusa que andaba en guerra con Japón. Más
tarde encargarían otros tres más que se convertirían en la serie karp.
Submarino Forelle
Estos disponían de un doble casco
y se propulsaban en superficie mediante un motor de keroseno de 400 CV. Para la
inmersión utilizaba dos motores eléctricos y dos hélices de paso. Las
dimensiones de la embarcación eran de 39,6 metros de eslora, 2,7 metros de
manga y 2,5 de puntal. Incorpora un lanzatorpedos. El gobierno alemán, un mes más
tarde de recibir la petición rusa de los Karp, encarga la construcción del SM
U-1. Fue el primer sumergible producido en el
Imperio alemán para su Kaiserliche Marine, diseñado
también por D’Esquevilley. En este submarino se incluyen algunas mejoras
como un tanque de trimado, un diseño más
eficiente de la proa, el reordenamiento de los equipos y mayores dimensiones.
Tenía 42,4 metros de eslora y 3,8 de manga y mayor potencia de inmersión.
Iniciado en 1905 fue botado el 4 de agosto de 1906. Después de diseñar este submarino, que sería
el primero de la Marina alemana, es apartado de los siguientes proyectos. En
1913 presenta un prototipo con propulsión de vapor de sodio por el que nadie se
interesa. Muere en 1925.Para entonces ya se había nacionalizado francés.
Submarino SM U-1
Bibliografía.
·
Archivo General de Indias
·
Archivo Histórico Nacional
·
Archivo General de Simancas
·
Biblioteca Nacional
·
Museo Naval de Madrid
·
Oficina Española de Patentes y Marcas
·
Patentes de invención españolas en el Siglo de Oro.
Nicolás García Tapia. Oficina Española de Patentes y Marcas
·
Historia del buceo, su desarrollo en España.
Juan Ivars y Tomás Rodríguez. Editorial Mediterráneo.
·
Submarinos republicanos en la guerra civil.
Gozalo Rodríguez y José Ignacio González- Aller. Librería Gabriel Molina. 2ª
edición.
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